ENSAYO SOBRE MONOGRAFÍA DE SABANALARGA
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...continuación
Parece sí, que en esos tiempos la sensibilidad
individual hubiera estado más arraigada en el
espíritu de los pobladores del lugar. El
recogimiento de aquellos a quienes sucedía el deceso
de un familiar era por mucho tiempo; la muerte de
una persona apreciada era suficiente para suspender
una fiesta, aún siendo ella la de navidad.
Cuando el muerto era un niño, variaba mucho el
criterio del pueblo, entonces era un verdadera
fiesta, era una odiosa profanación del sentimiento,
era un bárbaro remedo de los funerales indígenas o
africanos. El cadáver del pequeño duraba expuesto no
menos de veinticuatro horas porque era indispensable
su presencia para los efectos de la fiesta.
En un
altar, con profusión de flores, se colocaba el
cadáver ordinariamente acostado, en veces sentado en
un asiento pequeño y amarrado a éste. Con palillos,
entre párpado y párpado lograban mantenerles los
ojos abiertos ; con una corona de flores
artificiales le adornaban la cabeza.
Desde muy
temprano de la noche y en toda ella, los muchachos y
muchachas se reunían en grupos en el patio de la
casa al son de cantos y palmoteos, empleado solo
para estos actos, bailaban de dos en dos en el
centro de los ruedos, danzas extrañas que bien
podían considerarse exóticas porque sin duda fueron
traídas por indígenas o africanos.
En la sala se
verificaba los juegos de prendas: hombres y mujeres,
con las consiguientes risotadas producidas por la
variedad y malicia de las penas aplicadas. En la
calle, ocho o diez mesas en donde se jugaba barajas
con el consiguiente grito de los ganadores y la
replica de los perdedores.
Era tan aficionado el
pueblo a esta clase de profanación, que muchas veces
se llegaba entre los amigos de parranda a hacer los
gastos que ocasionara el velorio en la noche
siguiente, siempre que el cadáver del niño
permaneciera expuesto 24 horas más.
Esta
contradicción que convertía hondo pesar en alegría
extremada, tenía como causa la santa ignorancia de
creer de otro modo el pobre niño, el angelito,
subiría triste al cielo.
POLÍTICA. La política ha sido otro cáncer que ha
arruinado a la vida misma de Sabanalarga. No puede
decirse que sus luchas en el siglo pasado las
originaron los dos partidos tradicionales.
En esta
población no había conservadores; los pocos que
podían contarse eran, unos antiguos bolivarianos
establecidos en el lugar, como don Miguel María
Zapata y los Cepedas, otros, porque eran hijos de
sacerdotes, y muy pocos, los venidos de otros
lugares, como el doctor Pimienta de Santa Marta y
don Manuel Parada del Piñón.
Las encarnizadas luchas
políticas se verificaban dentro del seno del mismo
liberalismo: los Gólgotas o Radicales y los
moderados mas tarde llamados independientes. Había
dos familias que por su posición, instrucción y
vocación hacían política en el lugar: los Manotas,
del partido moderado, y los Consuegras, del partido
radical.
Sus luchas fueron tan violentas hasta
engendrar el odio personal; fueron los güelfos
(partidarios de los papas) y gibelinos (partidarios
del poder temporal) de Sabanalarga.
Los Consuegras
primitivos, unos murieron, otros salieron de la
población a ocupar puestos elevadísimos de la
Nación, pero quedaron los descendientes y estos
continuaron la lucha. Entre los últimos se
distinguieron los Salazar Mesura de gran importancia
por su inteligencia e ilustración.
En el año de 1884, el doctor Rafael Núñez,
presidente de la republica y jefe del
independientismo, declaró abolida la constitución
que el partido Liberal se había dado en el año 1863.
El liberalismo fomento la guerra que comenzó en
Diciembre de 1884 y el Conservatismo apoyó a Núñez.
Pasó entonces una de esas sorpresas que a menudo nos
ofrece la política: los independientes de
Sabanalarga se apartaron de Núñez y se fueron con la
revolución y los radicales apoyaron al gobierno.
Este, triunfo sobre la revolución y de la coalición
conservadora-liberal se formó el partido Nacional.
En esta liga el partido Conservador entró todo, del
Liberalismo solamente una fracción; del
Independientismo, aquel pues, absorbió a esta, y así
se verifico el primer desliz hacia el conservatismo
en este lugar y en toda la República.
Este deslizamiento tuvo importancia relativa, pues
solo contribuyeron a él, los jefes y amigos que
seguían a estos; el pueblo no se dio por entendido
en estos movimientos y se conservó liberal.
Pero
pasados algunos años vino el segundo deslizamiento,
de más importancia en la cantidad pero no en la
calidad. Se acercaban unas elecciones y los
conservadores que se sentían flacos en número
adoptaron una medida heroica: ofrecer al pueblo
agricultor la posesión de las tierras de San
Jacinto, entonces en pleito, siempre que consignaran
sus votos a favor del conservatismo.
Una vez
conseguido, el mismo pueblo se encargo de destruir,
en la noche, las cercas de las haciendas y fincas
ubicadas en el lobo de tierra, y así quedaron libres
mas de tres mil hectáreas de terreno, perdiéndose
una riqueza enorme en el valor de las fincas, y
ganando el partido conservador trescientos o
cuatrocientos fieles.
Pero este error de apreciación no fue privativo del
conservatismo, pues en otra elección, los liberales
ofrendaron a cambio de votos, la posesión de las
tierras de Maná, también en pleito, sin sentencia
definitiva.
Hachas, machetes y alicates se traían
por mayor clandestinamente, para la destrucción de
la riqueza efectiva. En dos o tres noches se
destruyeron las cercas de fincas y haciendas de
valores incalculables.
Hoy tanto estas tierras como
las anteriores, las cuales ocupan el sur de la
ciudad con un fondo de cinco leguas, están
desocupadas, son impropias para la siembra, pues el
agricultor no resiste el gasto de la limpieza del
fruto porque el pasto natural se produce en una
desproporción desesperante.
El sostenimiento y
engorde de cinco mil reses se pierde anualmente, sin
beneficio para industria pecuaria y mucho menos para
el tesoro municipal y los habitantes en general. |