Sabanalarga - Atlántico - Colombia


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ENSAYO SOBRE MONOGRAFÍA DE SABANALARGA (Página 13)
...continuación

Los salones de baile, para todas las capas sociales, eran más o menos rudimentarios; basta saber que s construían en mitad de la calle. Eran enramadas de 25 a 30 varas de larga por 10 o 12 de ancho, cubiertas con palma y cercadas hasta la altura de un poco más de un metro; un trono para los presidentes y todo esto adornado con papel de colores y algunas baratijas más.


El piso de barro pisado, el alumbrado, comparado con el de hoy era penumbroso , se producía con velas de esperma dentro de su correspondiente guarda-brisas, o arañas que sostenían cuatro lámparas de petróleo.

Pero con todo, en los bailes rebozaba la alegría, las damas sostenían la animación con diversas comparsas de disfraces muy elegantes, vistosos y significativos.

Los bailes se iniciaban el domingo en la mañana; para llevarlo a efecto, al son de una música se verificaban lo que se llamó paseo de pintura; se recogían las damas que habían de asistir a los bailes nocturnos, se les pintaba el rostro con materias secas colorantes y los vestidos con anilinas en forma líquidas, generalmente perfumadas.

 Esta costumbre, peligrosa muchas veces por sus efectos, era empleada en toda la fiesta y por todas las capas sociales. Los bailes se verificaban con gran animación en las noches del domingo, lunes y martes y se repetían el sábado y domingo siguiente.


En las clases alta hubo muchas veces lo que se llamó baile de piñata. En uno de los dos bailes de repetición se elegían dos o tres caballeros de los más pudientes para que uno de ellos, a la suerte diera este baile.


Al efecto se les vendaba uno a uno y en mitad del salón se colgaba la piñata, que consistía en una olla de barro la cual se llenaba de confitería y otras golosinas, a más de algunas palomas que volaban al verse libres. Dando palo de ciego el que rompía la piñata daba el baile.

Por las calles un abigarrado conjunto de disfraces se divertía y divertía al público durante los tres días, sin ninguna otra presentación. Las danzas eran numerosas y cada una de ellas procuraba que las muchachas que actuaran fueran las más hermosas del pueblo; Había competencia de belleza y es claro, aquí si había a más de la diversión, un fin utilitario.

La fiesta del carnaval terminaba con la conquista en la plaza de San Antonio. Allí se reunían todas las danzas el miércoles de cenizas en la tarde: indios bravos y farotos, diablos cucambas, los doce pares de Francia la conquista de los españoles, mariposas, gallinazos, negros del toro con su tradicional yegüita , etc.


Trescientas o cuatrocientas personas que comprendían las danzas y dos mil, lo menos en los espectadores, llenaban la plaza. La conquista era una especie de resurrección de los juegos de escarnio de la antigua España: Los indios bravos en crecido números representaban a los indígenas un grupo de jinetes al conquistador en combate figurado, estos le arrebatan a aquellos las coronas, flechas y aún las cacicas; al fin los vence y los llevan a presencia de la presidenta reina, ante la cual se arrodilla y les bautizan.

Don Gabriel Martínez Salcedo, barranquillero que como hemos dicho anteriormente vivió y se casó dos veces en esta ciudad, persona de buen gusto en asuntos sociales mejoró en mucho los bailes de carnaval. Comenzó por hacer los salones, no en la calle como venían haciéndose, sino en solares o patios de las casa de familia, suprimió los techos de palma que tan mala vista hacían y los reemplazó con esteras de eneas que les daban mejor aspecto, los adornó con telas de colores que daban más artística presentación.

Más tarde fundó el club Sabanalarga, en la antigua casa situada en donde está hoy la de don Enrique Salazar Romay .eran miembros de él veinticinco o treinta caballeros casados, los cuales asistían todas las noches a charlas las cosas del día, a jugar billar, dominó y alguna que otra cosa honesta.

El club se propuso dar un baile el día 20 de enero en su primer aniversario, y para efecto construyo un lujoso salón en el patio de la casa que hoy ocupa la señora Francisca Hoyo Cepeda Fue el primero que tuvo cielo raso de tela blanca y de este color todos sus adornos.

Era condición indispensable que las esposas de los socios llevaran igualmente vestidos blancos; cosas del tiempo. A pesar de que este baile era en honor de las esposas de los socios, fueron invitadas todas las familias de bien de la ciudad.

De este baile vino una innovación : las señoras casadas podían bailar con las solteras, cosa mal vista hasta entonces pues a aquellas desde el día de su matrimonio les era vedado danzar en brazos de un hombre que no fuera su esposo.

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Diogenes Bolivar Mosquera

Actualizada: Junio 9 de 2020
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