RESEÑA HISTÓRICA
A continuación le invitamos a
seguir con la lectura
del siguiente artículo escrito por
Don Aristides
Manotas para
el año de 1954.
"Memorias sobre el pasado de
Sabanalarga"
Digitalizado para la WEB por: Carlos M.Reyes
Vega
Sabanalarga1966@hotmail.com
Observación:
Este articulo
contiene 17 páginas.
Página 1
La arqueología ha sido la principal fuente para el
conocimiento de la prehistoria americana, pero para
la región que hoy ocupa el Departamento del
Atlántico, puede asegurarse que nada nos ha dicho
todavía. No conocemos concretamente las costumbres
generales de nuestros antepasados los indígenas de
esta región .
La tradición, que es otra fuente que nos puede
llevar al conocimiento de lo desconocido, no
obstante que muchas veces tuerce el curso de la
historia, apenas tímidamente se atreve a levantar el
vuelo que cubre la existencia de nuestros
antepasados; así que, sólo a ella nos atendremos en
el presente ensayo.
En toda esta comarca sólo dieron muestra de ser
dignos descendientes de los indómitos caribes, los
malambos y los turbacos; otras tribus como los
pihones o cipacuas recibieron a don Pedro de Heredia
con gran placidez y hasta ayudaban a este en la
conquista de los demás pueblos que pudieran
resistir.
No sabemos si en lo que es hoy Sabanalarga
hubo cacicazgos, o si sus habitantes eran habitantes
del Piohón (Piojo) , o del cacique Chacurí, que
dependía de aquél.
Más que probable en su
dependencia de Piohón, pues éste dominaba por el
oeste hasta el mar, por el norte hasta los dominios
de los cipacuas, por el este es probable que llegara
hasta los malambos, por el sur hasta la ciénaga del
Guajaro, en donde tenían un adoratorio.
En todas las
religiones indígenas fue el agua elemento
indispensable para su origen y funcionamiento: el
lago Texcoco para los Aztecas, el Tequendama para
los Chibchas, el lago Titicaca para los Nezcas:
asimismo para nuestros indios fue la Cienaga del
Guajaro.
En un lugar de sus orillas todavía existe
una gran peña o piedra, la cual servia de mesa para
los sacrificios. En determinadas épocas, allí era el
lugar de cita a la cual asistían las tribus cercanas
y aún bastante lejanas, y en esas reuniones
deliberaban sobre sus asuntos internos y se hacían
transacciones de trueque. Más tarde los pescadores
fundaron la población hoy llamada la Peña.
Después de la pesca, la agricultura y la caza,
industrias naturales para vivir, no se tiene
noticias de que se valieran de alguna otra que
llenara la s necesidades del trueque con las tribus
comarcanas.
Sin embargo, deja suponer que hubiera,
el hecho de que careciendo la región costanera de
esos departamentos de minas de metales preciosos,
fueran tan abundantes los objetos fabricados con
estos metales, como lo prueba el reparto del botín
hecho por don Pedro de Heredia en su expedición en
lo que hoy es Departamento del Atlántico, el cual
fue considerado como uno de los mayores obtenidos en
toda la América: Millón y medio de ducados de oro.
En ninguna parte se ha logrado conseguir las famosas
guacas del finzenú, ni siquiera en menor escala, y
solo en algunas partes la erosión de la tierra ha
presentado modestas ollas y mucuras o botijas llenas
de arena y residuos de baratijas de las traídas
posteriormente por los Españoles.
Nada concreto se sabe sobre la fundación de
Sabanalarga; la tradición la remonta hacia el siglo
XVII.
Se ha venido hablando de siete campesinos:
Lucas y Dionisio Tesillo, Marcelino de Jesús, Diego
de Almansa, Placido Ortega, Joaquín Figueroa y
Carlos Orozco,
quienes establecieron sus predios en
estos lugares por demás feraces, apenas por rozar, y
cuyos apellidos es cierto que todavía subsisten en
el lugar.
Empero de donde vinieron esos campesinos?
Algunas versiones aseguran que ellos primero
sentaron plaza en La Cruz Grande, lugar ubicado en
el camino real de Cartagena a cinco Kilómetros de
esta ciudad, entre las encomiendas reales de San
Jacinto y Maná, pertenecientes, la primera al Dr.
José María del Real, y la segunda a don Bruno de
Cueto, Vecinos ambos de Cartagena.
En ese lugar que
mas tarde fue posesión del señor Eudoro García, se
veían restos de antiguas viviendas, consumidas por
el fuego de las quemas, a ras del suelo. Ni nada de
raro tenían estos establecimientos, pues ellos se
encontraban en la vía que comunicaba a Cartagena con
los pueblos ya establecidos a orillas del río.
Continuando tradiciones o leyendas sabemos que las
primeras habitaciones fueron construidas en lo que
hoy es avenida Bolívar, en donde hace esquina con la
calle Antonio Nariño, antes Hatillo.
Como en todo
pueblo que comienza, se notan irregularidades
peculiares: la calle se formó en forma de plaza y de
oriente a occidente; la cuadra que sirvió de foco o
centro, los callejones que la circundan no tienen
salida, pues se cierran en ángulo recto.
Estos
callejones, hoy deshabitados, tuvieron hasta
principio del presente siglo, no menos de diez
casas. En lo que hoy es la casa de Francisca Cepeda
existió un pequeño hato de ganado, y como
consecuencia, la calle que ya tomó la dirección de
Norte a sur, recibió el nombre de EL HATILLO.
La población se extendió rápidamente hacia el sur.
Los habitantes de los pueblos vecinos atraídos por
la fertilidad de sus tierras, sus selvas vírgenes y
pastos naturales, acudieron a formar en ella sus
domicilios y así contribuyeron a hacer la población
más importante de la región.
Campo de la Cruz y
Santo Tomás, poblaciones más antiguas, habían sido
consideradas por el gobierno colonial como cabeceras
del cantón, pero por el crecimiento y adelanto de
nuestra población, el mismo gobierno segregó a
Sabanalarga del cantón de Campo de la Cruz, y creó
el Cantón de Sabanalarga, con cabecera en esta
población, el 15 de Junio de 1744.
|