ENSAYO SOBRE MONOGRAFÍA DE SABANALARGA (Página 2)
...continuación
Sabanalarga
, empezó a formarse en la época de la
colonia en el año de 1620, la
fundación definitiva
la hizo Francisco Pérez de Vargas el 26 de enero de
1744, fecha en que comunicó al virrey Sebastián de
Eslava tal acontecimiento no se siguieron las
ritualidades acostumbradas en el periodo de la
conquista ni cosa parecida.
Únicamente hubo una
perentoria orden oficial para que los vecinos,
determinado día y a determinada hora, se presentaran
provistos de su herramienta para despejar el campo
en que se levantaría las viviendas, la iglesia, y
probablemente la cárcel.
El número de padres de
familia o vecinos con que se hizo la definitiva
fundación fue de ciento ochenta y seis (186) en
1777, según el censo de Juan García Turín, en la
cabecera de la Parroquia de Sabanalarga había 1.635
personas viviendo en 241 casas,
el primer alcalde
fue Agustín Cornelio Cabarcas Hernández.
Durante el siglo XIX continuó aumentando en
importancia hasta competir con Soledad, que por su
posición a orillas del río, era punto de escala para
el comercio interior. En ambas poblaciones surgieron
ya distinguidas familias social y económicamente,
cuyos descendientes son hoy personas de gran
estimación.
Barranquilla ya se levantaba, y su
posición geográfica, la mejor entrada para las
embarcaciones ( Champanes ), la cercanía al mar por
los caños y Cienaga de Sabanilla hasta Cupino,
hicieron que el comercio buscara estas facilidades,
abandonando en parte su concurrencia a Soledad.
Parece que años mas tarde, el asesinato colectivo de
un extranjero en virtud de un erróneo fanatismo
Religioso, hizo desconfiados a los que ya estaban
establecidos en Soledad y todos pasaron sus negocios
a Barranquilla con perjuicio de la primera y en
beneficio de la segunda.
En tanto Sabanalarga ya se
convirtió en el granero de las dos poblaciones,
aunque su provisión de mercancías la hacia mas bien
en Cartagena, pues aquellos puertos todavía carecían
de la introducción de que ésta gozaba.
Puede asegurarse que contando desde la imprecisa
fecha de su fundación hasta los fines del siglo
XVIII, esta ciudad no dió marcada señales de
inclinaciones culturales. Por documentos antiguos se
averigua que personas y familias de alto linaje y
merecidos títulos, ya españoles, ya descendientes de
éstos, formaban núcleo considerable para hacer de la
población lugar propicio para el trabajo y aumento
de sus intereses.
Natural es que hubiera entre ellos
personas mas o menos ilustradas, teniendo siempre en
cuenta el medio colonial en que se debatían los
estudios, ya que poco o nada se preocupo el gobierno
de España en su profusión. La mujer de esa época a
duras penas sabia garabatear su nombre y conocer el
abecedario.
Entre las familias existentes hoy en Sabanalarga, se
sabe que las de mayor antigüedad han sido la de los
Manotas y la de los Ahumada. Desde principios del
siglo XVIII, ya estaba establecido en el lugar Pedro
Antonio Manotas, Español, o inmediato descendiente
de conquistadores de este apellido.
Por documentos
de esa época, los cuales reposan en los archivos de
Cartagena, se sabe que era persona culta y con
bienes de fortuna. Tuvo la genialidad de fundar una
capellanía a base de tierras cercanas a la
población, la cual debía ser administrada por
aquellos de sus descendientes que recibieran ordenes
sacerdotales, y a falta de éstos, por los que se
encontrarán en perpetuo celibato.
Los productos de
la administración debían ser empleados en el pago de
las misas para la salvación del alma del fundador.
En distintas épocas fueron administradores, primero
el padre Manotas y más tarde el padre Julián José
Pertuz, ambos descendientes del fundador.
Esto
demuestra al mismo tiempo la importancia que tenía
ya esta familia, pues en esos tiempos la democracia
no había alcanzado los fueros de las ordenes
sacerdotales. Hace setenta años poco más o menos
(1884), fue dicha capellanía motivo de ruidoso
pleito entre descendientes solteros del citado Manotas.
En esta situación de cultura provinciana encontró a
Sabanalarga el siglo XIX. Al presentarse la guerra
por la independencia ya era un pueblo preparado que
no vaciló en decidirse por la causa de la libertad y
presto su contingente humano en diversas ocasiones
en que la fluctuación de la guerra lo permitía.
Con la toma del castillo de sabanilla, por Montilla,
Brión y Padilla después del desastre de Riohacha, en
el año 1820, Soledad, Barranquilla y Sabanalarga, se
levantaron contra las autoridades españolas, e
hicieron el primer pie de fuerza para apoyar la
invasión independiente.
Montilla resolvió atacar a
Cartagena por tierra y por agua y al efecto ordeno
al Coronel Garcen, de nacionalidad francesa, ocupar
por esta vía la población de turbaco; al llegar este
a Sabanalarga, ataco y derroto el primer
destacamento español el cual fue a encerrarse dentro
de los muros de Cartagena.
Montilla puso sitio a Cartagena, el cual duro mas de
un año tiempo en que también se verificaba el
armisticio. El Libertador aprovecho la tregua de
éste y en viaje rápido viajo por Ocaña y Mompox a
Barranquilla, con el propósito de intensificar la
guerra contra Cartagena y Santa Marta.
En 24 de
agosto comunicaba o Montilla desde Barranquilla su
salida para el campamento de Turbaco y el 26 pasó
por primera vez por Sabanalarga. Diremos de una vez
que diez años mas tarde en 1830, volvió a pasar
Bolívar por esta ciudad.
El ocho de mayo de dicho
año salió de Bogotá a buscar mejores aires para
restablecer su quebrantada salud; paso en Cartagena
hasta septiembre y en los principios de octubre
emprendió viaje a Soledad en sentido contrario a su
primer paso por esta tierra. Recorrió el itinerario
a paso muy lento, haciendo estación en cada pueblo,
pues así lo pedía la gravedad de sus dolencias
físicas y morales.
En el fondo del patio de la casa que hoy es de los
herederos de don Rafael Capdevilla había un frondoso
tamarindo, al cual se rendía veneración porque
Bolívar decía avía reposado en su sombra de los
ardores de un sol de medio día.
Auque éste hecho ha
sido motivo de incertidumbre le da el carácter de
verosímil la circunstancia de que las veces que el
libertador estuvo en este lugar era huésped de un
teniente de su ejercito de apellido Terán, el cual
vivía en una casa de corredor hacia la calle,
situada en el lugar en que está el portón de la casa
de los herederos de don Blas Cabarcas, frente a la
notaría de don Eudoro García B. Hasta hace algunos
años todavía se notaban los cimientos de tal casa,
afuera de la calle.
Directamente de este lugar al
tamarindo en cuestión no alcanza a más de cien
metros. Nada de raro tiene pues, el que siendo tan
corta la distancia pudiera ir el Libertador a
respirar el aire fresco que no consiguiera en la
casa.
El árbol alcanzó a vivir más de cien años
después de muerto Bolívar. Con el tiempo, la tierra
le negó cubrir su tronco aunque sus raíces a manera
de los brazos de un pulpo, defendían la existencia
de quien tenía la grandeza de haber cobijado con
cariño el mayor genio de América. El teniente Terán
es el ascendiente de las familias Salazar Terán y
Medina Terán que hoy subsisten. |