Generar, mantener y
aumentar el dinero
que tanto nos cuesta
ganar es
un desafío
para la mayoría de
nosotros.
Bien
podemos depositar el
dinero en un plazo
fijo y observar cómo
pierde poco a poco
su poder
adquisitivo, o
especular con
inversiones
altamente riesgosas
que nos tengan
rezando todos los días
y con el corazón en
vilo.
Cualquiera sea el
tipo de inversión
que elijas, los
resultados variarán
de acuerdo con las
condiciones de la
economía y la
experiencia de la
entidad financiera
que elijas para
manejar tu dinero.
También es
necesario recibir
consejos objetivos
antes de realizar tu
inversión. Antes de
firmar un papel,
debes poder
responderte las
siguientes
preguntas:
¿Cuál es mi
objetivo financiero?
¿Cuál es el plazo
que me propongo?
¿Qué pienso de las
inversiones con
riesgo?
¿Cuál de los dos
factores es más
importante: Los
ingresos o el
crecimiento, o lo
son los dos por
igual?
¿Tengo que prever
la necesidad de
realizar retiros
anticipados, y cuándo?
Averigua luego cuáles
son las
instituciones
bancarias que más
se acerquen a los
resultados que
buscas. Los nombres
más tradicionales
son siempre los más
aconsejables.
Pide
una cita y entrevístate
con el Asesor de las
instituciones que
hayas elegido. No
dudes en realizar
tantas preguntas
como necesites, y,
por último, no
firmes nada hasta
tanto no hayas leído
las letras pequeñas
de absolutamente
todos los papeles, y
consultar a un
abogado si es
necesario. ¿Te
parece exagerado?
Pues, mejor es
prevenir que curar.
¿Y
qué tipo de
inversionista eres?
¿Cómo eres tú a
la hora de realizar
una inversión? ¿Eres
del tipo arriesgado,
o de los que van a
lo seguro para
obtener ganancias
regulares y fijas? O
tal vez eres de los
que se sientan en la
tribuna, y charlan
con sus compañeros
y sólo de vez en
cuando paran para
alentar a su equipo.
Antes de comenzar a
invertir, deberás
determinar qué la
clase de
inversionista eres.
Existen dos
variables de
importancia para
hacerlo: la
capacidad de
arriesgarte que
poseas, y la
cantidad de tiempo
de que dispongas
para dedicarte a
invertir.
Fuente:
familiadigital.com
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