Muchas veces tenemos la necesidad o el objetivo de adquirir un
bien cuyo valor es tan alto que debemos recurrir a diversas
fuentes de financiación para hacernos de él.
Ya sea una computadora, un auto o una casa, a veces no contamos
con los recursos necesarios para pagarlos de contado, y por lo
tanto consideramos al crédito como una firme opción.
A escala mundial, es evidente el hecho de que cada día se
otorgan más y más créditos, haciendo que el nivel de
endeudamiento de la gente caiga en lo irracional.
Con ayuda de la publicidad y de la sed de consumismo, muchas
personas caen en la trampa de los vendedores, y se endeudan a tal
grado que causan un enorme desequilibrio en su balance personal.
En México, a causa de las recurrentes crisis que han mermado
el ingreso y el nivel de vida de la gente, de las altas tasas de
interés y de la escasa cultura de crédito que ha hecho que las
personas y las empresas hayan adquirido préstamos más allá de
sus posibilidades.
Las deudas se han hecho impagables, por lo que
muchas familias han tenido que resignarse a perder los bienes
que con tanto sacrificio adquirieron y muchas empresas han
tenido que declararse en quiebra y/o en suspensión de pagos.
Tomar un crédito es equivalente a pedir dinero
prestado para destinarlo a la adquisición de un bien o un
servicio, pagando un interés al acreedor por el uso de el.
En este sentido, una deuda se puede considerar
como.
En este sentido, una deuda se puede
considerar como un ahorro negativo.
Recordemos que en nuestro balance personal, el tamaño de
nuestro patrimonio es igual al monto de nuestros activos
(dinero en efectivo, ahorros, inversiones, el valor de
los bienes muebles e inmuebles que poseemos, etcétera)
menos el valor de nuestros pasivos (créditos, préstamos
y cuentas por pagar) |
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Por lo tanto, mientras mayores sean nuestras
deudas y más alto sea el costo de las mismas, menor será nuestro
patrimonio.
Esto se hace más evidente si los bienes
adquiridos con el crédito son bienes que se deprecian, como las
computadoras y los automóviles, ya que éstos van perdiendo su valor
con el tiempo y con el uso, mientras que el monto del adeudo va
creciendo con los intereses generados.
Por lo anterior, es muy importante que tratemos de cambiar
nuestro mal hábito de adquirir todo a crédito, de comprar hoy y
pagar después, por un hábito de ahorro y de planeamiento, de separar
una parte de nuestros ingresos e invertirlos para adquirir los
productos y servicios que requerimos, y de vivir dentro de nuestras
posibilidades.
Es muy importante comprender que el crédito generalmente
tiene un alto costo para nuestro patrimonio, por lo que debe ser
utilizado de manera inteligente, después de una investigación y un
análisis comparativo de los costos que implica y de los beneficios
que obtendremos, en lugar de usarlo como forma de vida.
Es importante cuidar que el nivel de endeudamiento que
decidamos adquirir sea consistente con nuestra capacidad de pago, y
con el monto de nuestros activos.
Finalmente, un adecuado uso del crédito nos permitirá tener
la liquidez suficiente para enfrentar una emergencia, para la compra
de bienes de trabajo o para aprovechar una atractiva oportunidad de
inversión, por lo que debe considerarse como parte integral de
nuestro planeamiento financiero personal para el logro de nuestros
objetivos.
( El Economista-Vía EFE). |