¡Por eso es importante que usted
mantenga abrochado su cinturón de seguridad!,
aún si su automóvil está equipado con el moderno “airbag”,
pues este sistema sólo funciona adecuadamente cuando el cinturón
está instalado en su cuerpo.
Entre las primeras recomendaciones
de los expertos, está la de no
utilizar el cinturón manteniéndolo holgado,
tanto si el usuario es una señora embarazada como si no lo es,
pues este aditamiento está
diseñado para proteger a los ocupantes de los automóviles desde el primer
instante en una colisión y, para
que eso ocurra, es necesario que
esté en contacto directo con el cuerpo,
sin holguras y con la presión generada por su mecanismo de recogida.
Si se mantienen holguras,
en el caso de producirse una colisión frontal se experimenta un primer
impacto contra el propio cinturón que puede ser
origen de serias lesiones en el tórax y abdomen.
Si además el sistema de cinturones
de su vehículo está equipado con pretensores,
la holgura del cinturón puede anular sus adicionales efectos de
protección. Y más aún, como ya
se dijo, si el vehículo está
equipado con “airbag”, el
incorrecto uso del cinturón podría hacer que la cara del ocupante entrase en
contacto prematuro con el “airbag”, cuando
éste aún no estuviese desplegado del todo,
pudiendo ser origen de graves lesiones.
Física
y accidentalidad
Para entender la importancia del
adecuado uso de los cinturones de los carros,
veamos lo que ocurre un segundo después de
que un automóvil que se desplaza a 80 kilómetros por hora choca de frente
con un objeto sólido: En la primera décima de segundo el
parachoques y la parrilla delantera se desprenden.
En la segunda décima de
segundo la tapa del capó se destroza, se
levanta y pega contra el parabrisas, al
tiempo que las llantas traseras se levantan del pavimento. Simultáneamente
los guardafangos se envuelven alrededor del objeto sólido.
Aunque la carrocería se ha
detenido, el resto del carro
todavía va a 80 kilómetros por hora. El instinto hace que el conductor
tensione sus piernas contra el choque, las
cuales estallan por las articulaciones de las rodillas.
En la tercera décima de segundo el
timón empieza a desintegrarse y la columna de éste apunta hacia el pecho del
conductor. En la cuarta décima de segundo dos cuartas partes de la porción
delantera del auto quedan ya destruidas,
mientras que la trasera todavía se mueve a 56 kilómetros por hora. El
cuerpo del conductor todavía viaja a 80 kilómetros por hora.
En la quinta décima de segundo el
conductor es empujado sobre la columna del timón y la sangre invade sus
pulmones. Hacia la sexta décima de segundo el impacto ha llegado al punto en
que a los pies del conductor le son arrancados de sus zapatos,
que seguramente están bien arruinados.
El pedal del freno se parte. La
carrocería se dobla en el medio. La cabeza del conductor se estrella contra
el parabrisas a medida que las llantas traseras aún están volteando y caen
nuevamente sobre el pavimento.
En la séptima décima de segundo
las bisagras se sueltan y las puertas y los asientos salen despedidos contra
el conductor desde la parte trasera. Las sillas que golpean al conductor no lo
molestan porque él ya está muerto. ¿Entiende ahora por qué es
imprescindible que todos los ocupantes de su carro usen el cinturón de
seguridad?
Si
bien es una verdad vital que la falta de uso de los cinturones de seguridad
atenta contra la vida, esa es una
decisión consciente que toman miles de conductores y pasajeros adultos,
pero desafortunadamente, con
frecuencia los niños son las victimas involuntarias de este comportamiento.
Los cinturones de seguridad
mantienen a las personas en su lugar. En
un accidente los pasajeros que no tienen abrochados los cinturones de
seguridad se proyectan hacia el punto del impacto,
chocando con todo lo que se encuentre en su paso,
con impactos de muchas libras de fuerza y puede ser fatal el salir
despedido del automóvil.
En un choque,
los pasajeros que salen despedidos del automóvil tienen 25 veces más
posibilidades de perecer.
En caso de altas velocidades,
al conducir de noche o en mal tiempo,
muchos pasajeros se abrochan el cinturón de seguridad,
pero el hecho es que la mayoría de las muertes ocurren en días
soleados, sin lluvia,
a velocidades inferiores a las 60 kilómetros por hora y a menos de 20
kilómetros de la casa o el trabajo.
Recuerde que hay muchos conductores
que no tienen su vehículo bajo control,
que han bebido demasiado, que
no han dormido lo suficiente, que
no vieron cambiar el semáforo y usted no puede controlarlos.
Evítese
contratiempos
De acuerdo con el Código Penal
vigente, cada una de las victimas
de accidentes de transito o sus familiares pueden reclamar hasta 286
millones
de pesos por indemnización integral que incluye la muerte o lesión de las
personas, daños a terceros y
daños morales.
Por eso,
antes de sentarse al volante de su carro sea consciente de la
responsabilidad que usted tiene y de las consecuencias que puede generar una
conducta imprudente que también incluye su ruina económica e incluso la
cárcel, además de estar
obligado a responder por los daños al peatón,
al conductor o al pasajero del vehículo que usted choque.
En los casos que el accidente
involucra conducción bajo los efectos del licor el asunto empeora,
porque el responsable no tendrá el beneficio de libertad provisional e
irá de inmediato a la cárcel. Este agravante también se aplica a aquellos
que manejen bajo el influjo de drogas o de sustancias que produzcan
dependencia síquica o física y a quienes abandonen injustificadamente el
lugar de los hechos.
Antes,
los procesos civiles y penales duraban muchos años,
lo cual permitía a los causantes de accidentes de transito declararse
insolventes para evadir el pago de los daños. Con el nuevo Código Penal las
cosas cambiaron.
La acción civil puede tramitarse
simultáneamente con el proceso penal y el juez penal puede decretar el
embargo del vehículo y de los bienes del conductor para garantizar la
reparación de los daños materiales y morales de la victima.
Definitivamente hay que tener cabeza
fría, ser prudente,
y sobre todo, usar el
cinturón de seguridad: Creación del ingeniero suizo de naves aéreas Nils
Ivar Bohlin, quien ha salvado
miles de vidas desde su introducción en 1959.